La obra que debía marcar el futuro del Barça se complica. Limak, de peor valorada a adjudicataria del Camp Nou, centra el nuevo capítulo de tensión azulgrana
El nombre de Limak vuelve a colocarse en el centro del debate por las obras del Spotify Camp Nou. El programa Què t’hi jugues de Cadena SER ha revelado que la constructora turca, encargada de la remodelación del estadio, fue la peor puntuada en los informes técnicos elaborados por el equipo del Espai Barça a finales de 2022.
Según la emisora, Limak obtuvo menos de 50 puntos sobre 100, por detrás de Ferrovial y FCC, que presentaban propuestas más sólidas en plazos y financiación.
Pese a esa valoración inicial, la compañía terminó adjudicándose el proyecto tras una segunda evaluación interna que elevó su nota a 74 puntos, superando a sus competidoras. ¿El motivo? La promesa de cumplir los plazos más ambiciosos: un año de exilio en Montjuïc y el regreso al Camp Nou en noviembre de 2024 con 60 000 espectadores y la cubierta instalada. Ese compromiso temporal —no cumplido— fue el argumento que decantó la balanza a su favor.
El informe original, según el club, tenía carácter consultivo y no era vinculante. Desde el Barcelona defienden que el proceso fue “supervisado por empresas de compliance externas como JLL y DMA”, con abogados y representantes de Goldman Sachs presentes en cada reunión.
“Las decisiones se tomaron de forma jerárquica y transparente, había varios informes y no todos eran negativos”, explicó Joan Sentelles, responsable del proyecto Espai Barça, en declaraciones recogidas por Marca.
La SER apunta, sin embargo, que Limak no habría podido participar en el concurso si se hubieran mantenido los requisitos de 2017: la empresa solo cumplía uno de los cuatro criterios exigidos.
Los cambios en las bases, aprobados en 2022, llegaron poco después de una cena entre Joan Laporta y el propietario de la constructora, un episodio que ha encendido las sospechas mediáticas. En apenas cuatro meses, la firma turca pasó de ser desconocida en el mercado español a ganar el contrato más grande en la historia del club.
El contrato prevé penalizaciones por retraso, aunque no pueden aplicarse hasta el final de las obras. “El Barça reclamará compensaciones si hay causas imputables a Limak, pero eso lo decidirán los abogados y, si hace falta, un juez”, precisó Sentelles.
El dirigente también subrayó que la empresa “ha resuelto más incidencias de las previstas, de 800 a 3 000”, y que “ha superado todos los filtros de seguridad, que han sido muy duros”.
Desde el club remarcan además que el vestuario del primer equipo no forma parte del contrato con Limak, un matiz que ilustra la complejidad del acuerdo. A día de hoy, la dirección azulgrana asegura estar satisfecha con el avance de las obras y confía en cumplir el nuevo calendario.
Pero la polémica ya está servida: el proyecto llamado a simbolizar el futuro del Barça se ha convertido, de momento, en el reflejo de sus tensiones más presentes.
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